Metales pesados

Hoy en día aún tenemos muchas dudas sobre los metales pesados, tales como dónde se encuentran y cómo pueden afectar a nuestro organismo.
Como siempre os comento, el primer factor a tener en cuenta es la cantidad y la frecuencia de consumo de alimentos ricos en este tipo de metales.
¿De dónde proceden los metales pesados?
Los metales pesados más peligrosos son principalmente:
MERCURIO
CADMIO
ARSÉNICO
PLOMO
COBALTO
COBRE
Éstos son los que se detectan con mayor frecuencia, y su origen suele estar relacionado casi siempre con la actividad industrial y sus vertidos contaminantes a ríos cuyas aguas y lodos terminan generalmente en el mar por arrastre de las corrientes.
Los metales suelen depositarse en el fondo, y/o en algunos casos se pueden mantener en suspensión coloidal. En todo caso, su incorporación a la cadena trófica se producirá desde los organismos filtradores del agua (moluscos, mejillones, almejas, berberechos, etc..). De ahí, pasarán a sus más directos depredadores, generalmente pescados que se comen a peces de pequeño tamaño, y de éstos a depredadores mayores, hasta llegar a las grandes fieras del mar.
En el caso del pescado azul, al tener un mayor porcentaje de materia grasa, favorece la acumulación de mercurio. Y como ejemplares de pescado azul, tenemos: Atún rojo, Pez espada, jurel, caballa, etc.
El pescado blanco es menos graso, por tanto tiende a acumular menor cantidad de estos elementos. No obstante, pueden presentarse en sus vísceras, y sobre todo en la cabeza, donde se presenta mayor cantidad de materia grasa, en concreto en el cerebro. Por ello se desaconseja chupar las cabezas del pescado, si se consume con frecuencia.
Y lo mismo sucede con el marisco, ya que los crustáceos filtran también el agua y los fangos del fondo; pero a diferencia de los moluscos, no acumulan los metales en su carne, sino en sus cabezas.
PESCADO Y MARISCO, DE MÁS A MENOS METALES
Pez espada, atún rojo. Tienen muchas virtudes nutricionales, elevado contenido en ácidos grasos y omegas, y también contienen proteínas de alta calidad.Sin embargo, según la AECOSAN (Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentaria), no conviene abusar de ellos, y mucho menos convertirlos en un plato de DIETA REGULAR, sobre todo en NIÑOS (0-10 años) o EMBARAZADAS.
Cazón, Marrajo, Tintorera. Contienen niveles de metales considerables, se recomienda EVENTUALIDAD en el consumo.
Salmón. Nutricionalmente es uno de los mejores pescados a consumir, pero en una cantidad adecuada y con una frecuencia de consumo idónea (No más de 1-2 veces/semana). Éste puede presentar ciertos niveles de metales, salvo los que proceden de aguas vírgenes de Alaska.
Salmonete de roca. Según un estudio de la Universidad de Granada, tiende a acumular ciertas cantidades de ARSÉNICO.
Marisco (mejillones, almejas, berberechos, gambas, langostinos, cigalas). Se recomienda no abusar de ellos, y sobre todo, NO CHUPAR LAS CABEZAS.
Sepia, pulpo, calamar. No contienen niveles importantes de contaminación por metales pesados.
Sardina, anchoa, boquerón, caballa o jurel. Nutricionalmente son pescados muy interesantes, puesto que contienen elevados niveles de omegas (ácidos grasos cardiosaludables).
Pescado blanco (rape, mero, bacalao, dorada, lubina). Este tipo de pescados es interesante consumirlos con frecuencia (3-5 veces/semana). No tienden a acumular cantidades importantes de metales.
Lenguado y merluza. El lenguado es un filtrador de fondos (tiende a acumular plomo), y la merluza es un gran depredador (tendrá tendencia a acumular mayor cantidad de metales). Por tanto, hay que tener un poco más de ojo con este par de pescados blancos, y consumirlos en una frecuencia correcta (no más de 1 vez/semana).
¿CÓMO NOS AFECTAN LOS METALES PESADOS Y CÓMO PODEMOS ELIMINARLOS?
Al acumularse en nuestro organismo, los metales pesados causan inflamación crónica y afectan a nuestro sistema immunológico.
Los metales pesados llegan al pescado como consecuencia de la contaminación. Suelen acumularse durante toda la vida del pescado y después son consumidos por los humanos.
El sistema nervioso, los riñones, el hígado y los órganos reproductores se pueden ver afectados por estos metales, hecho que incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades como artritis, Alzheimer, Párkinson, diabetes, enfermedades vasculares y cáncer.
Ahora, vamos a concretar uno por uno:
ALUMINIO: – Se acumula en pulmones y cerebro. – Bloquea la absorción de magnesio, provoca astenia y contribuye a la aparición de Alzheimer. – Se halla en vegetales no ecológicos, comida industrial, agua del grifo, desodorantes, analgésicos y anti-ácidos.
ARSÉNICO: – Se acumula en el hígado, riñones, piel y sistema nervioso. – Inhibe la acción de la vitamina E, del Selenio y del Azufre. – Provoca fatiga crónica, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón y vejiga, diabetes y problemas gastrointestinales. – Se halla en el agua del grifo, en zumos envasados y en vinos.
CADMIO: – Se acumula principalmente en las vías respiratorias, hígado, riñones, grasa, nervios y huesos. – Bloquea la absorción de Zinc, Magnesio, Selenio y Azufre. – Causa mayor riesgo de padecer hipertensión arterial, dolor de cabeza, anemia, alteraciones del sistema nervioso periférico, problemas renales y pulmonares. – Se halla en el agua del grifo, pescados de aguas dulces, crustáceos, algas secas no ecológicas, setas.
MERCURIO: – Se acumula en riñones, cerebro y sistema nervioso. – Impide la absorción de Zinc, Selenio y Hierro. – Destruye la vitamina B12 y provoca fatiga crónica, mayor riesgo de padecer hipertensión arterial, infecciones, anemia y problemas inmunitarios. – Se halla en pescados grandes, pesticidas de la agricultura intensiva, amalgamas dentales.
PLOMO: – Se acumula en el cerebro, afecta al sistema nervioso y huesos. – Bloquea la absorción de Hierro, Calcio y Molibdeno. – Puede provocar dolores osteomusculares, irritabilidad, trastornos del sueño y alteraciones cognitivas. – Se halla en aguas canalizadas, tuberías de plomo, pesticidas, productos envasados, medicamentos y humo del tabaco.
ALGAS Y SETAS, ¡CUIDADO!
Si proceden de lugares contaminados, constituyen auténticas bombas de metales pesados.
¿CÓMO PREVENIR SU ACUMULACIÓN?
Decantarnos por pescados de corta vida, ya que tendrán menos tiempo de estar acumulando metales. Ejemplos serían: Lubina, sardinas.
Moderar el consumo de pescado de larga vida, tales como: Mejillones, mariscos, pez espada, atún rojo, salmón (no salvaje).
Incrementar el consumo de alimentos antioxidantes y detoxificantes, tales como: Zanahorias, remolacha, col rizada, espinaca, ajo, perejil, espirulina, cilantro.
La clorofila y ciertos aminoácidos azufrados (alicina, presente en el aceite esencial del ajo), limitan la acción de los metales pesados tóxicos.
Vitaminas del grupo B, vitamina C, Vitamina E, flavonoides, cumarinas, carotenos, ácidos grasos esenciales y minerales como el Zinc, el Selenio y el Magnesio. El consumo de estos micronutrientes es esencial para el buen funcionamiento de nuestro organismo. NO LOS BUSCAREMOS EN UNA SUPLEMENTACIÓN, SINO EN UN BUEN CUADRO DE ALIMENTACIÓN, PRINCIPALMENTE.
ALIMENTOS QUE FAVORECEN LA ELIMINACIÓN DE METALES PESADOS
Hay ciertos alimentos a destacar, que ayudan al hígado, intestino y riñones a eliminar los metales pesados.
ALGAS: Sus fibras arrastran los metales (dosis pequeñas son suficientes).
APIO: Dilata los vasos renales y ayuda a expulsar tóxicos.
BRÓCOLI: Rico en Calcio, Magnesio, Potasio y Zinc (consumir de 3-5 veces/semana).
CEBOLLA: Estimula la función detoxificante del hígado.
MANZANA: Su pectina favorece la expulsión de metales (ideal tomar 1 pieza/día).
NUECES DE BRASIL: Ricas en Zinc y Selenio (basta con tomar 1U./día).
PEREJIL: Rico en clorofila y Vitamina C (espolvorea a diario tus platos).
SMOOTHIE VERDE DETOX: Zumo de manzana + Apio. Es un rico antioxidante.
CONCLUSIONES
No todas las especies de pescado y marisco acumulan ni los mismos metales, ni en la misma cantidad.
Las concentraciones varían en función de la limpieza de las aguas donde se realizan las capturas, pero también según la posición en la cadena trófica que ocupa cada especie.
No todo el pescado azul presenta acumulación de metales pesados, sino que la misma depende de bastantes factores. Además, éste no es el único tipo de pescado/marisco que puede acumularlos.
El problema no es una posible intoxicación por la ingesta de un determinado pescado o marisco, sino la acumulación de metales pesados que hacemos en nuestro organismo y que pueden afectarnos a la larga.
Para evitar esta bioacumulación o acumulación de metales pesados en nuestros tejidos a los largo de los años, se recomienda diversificar el consumo y combinarlo con la ingesta de vegetales, para que la fibra pueda capturar parte de esos metales.
Limitar el consumo a OCASIONAL de las especies que presentan mayores porcentajes de metales pesados, pero frecuentar sin problema aquellas especies que no suelen tenerlo.
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