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Etiquetado nutricional

El etiquetado nutricional es un instrumento de comunicación válido para promover la educación alimentaria de los consumidores, que deben conocer las características nutritivas de cada producto, tanto para poder realizar una compra coherente, dependiendo de sus necesidades, como para seguir una dieta equilibrada.

Éste, no debe inducir al ERROR, es decir, debe ser VERAZ sobre las características del alimento.

En ningún caso, el etiquetado puede atribuir al alimento efectos o propiedades que no posee, y tampoco insinuar que tiene características propias especiales. Por ejemplo, anunciar que una leche entera no tiene gluten, cuando por naturaleza las leches no tienen gluten.


INFORMACIÓN OBLIGATORIA

  • Identidad y composición del alimento. Denominación del producto y listado de ingredientes.

  • Información sobre la protección de la salud del consumidor y el uso seguro del alimento:

    • Propiedades relacionadas con la consumición, que puedan ser perjudiciales para la salud del consumidor (presencia de alérgenos, gluten, crustáceos, pescado, cacahuetes, soja, leche, etc.).

    • Duración, almacenamiento y uso seguro. Fecha de caducidad, modo de empleo y de conservación.

    • Efectos sobre la salud, incluidos riesgos y consecuencias relativas al consumo perjudicial y peligroso del alimento. Por ejemplo, el aviso que debe aparecer en productos con cantidades superiores al 10% de polialcoholes es: “Un consumo excesivo puede producir efectos laxantes”.


  • Características nutricionales. Información alimentaria obligatoria, que debe verse claramente.

INFORMACIÓN QUE DEBEN INCLUIR LOS PRODUCTOS ENVASADOS

  • Denominación. Qué es exactamente lo que se ofrece; el consumidor debe saber en todo momento de qué se trata.

  • Ingredientes. La lista de ingredientes, por norma general, está escrita en un orden (de mayor a menor cantidad). Incluye las sustancias o productos que se utilizan en la fabricación del alimento, y que pertenecen al producto final.

    • Ingredientes resaltados. Porcentaje en el que se encuentran los ingredientes, sobretodo si forman parte de la “denominación del producto”.


  • Alérgenos. Se destacan sustancias empleadas en la fabricación y presentes en los productos, causantes de alergias y/o intolerancias.

  • Fecha de duración y de caducidad.

    • Fecha de duración: Fecha hasta que el alimento conserva sus propiedades. “Consumir preferentemente antes del …”.

    • Fecha de caducidad: Aparece en productos muy perecederos como el pescado fresco o la carne picada. Es la fecha a partir de la cual el producto no puede ser consumido.


  • Conservación y utilización. Se indican pautas cuando el alimento tenga unas condiciones especiales de conservación y de uso.

  • Empresa. Dirección y contacto de la empresa fabricante.

  • País de origen y lugar de procedencia.

  • Alcohol. Se indica el % de alcohol en bebidas >1,2% Vol.

  • Información nutricional. Valor energético y cantidades de Grasas, Grasas saturadas, Hidratos de carbono, Azúcares, Proteínas, Fibra y Sal. Esta información podrá completarse con datos sobre el contenido graso mono y poliinsaturado, polialcoholes, almidón y cualquier tipo de vitamina o mineral.

VALORES DE REFERENCIA

Con respecto a los valores de referencia para calcular las Cantidades Diarias Recomendadas (RDA o CDR), confío en que se definan pronto los valores para los niños, ya que en productos dirigidos a ellos, se emplean valores referidos a adultos.




EN QUÉ DEBEMOS FIJARNOS PARA SABER SI UN PRODUCTO TIENE UNA COMPOSICIÓN CORRECTA O SE EXCEDE EN AZÚCARES, GRASAS SATURADAS O SAL

Hay que fijarse en la etiqueta de “Información Nutricional”.

  • > 8-10g azúcares / 100g de producto Se excede. Significa que le han añadido azúcar, a parte del que tiene el producto natural por naturaleza. Se suele dar en el caso de: Zumos de brick, galletas, cereales, bebidas chocolateadas, cremas de cacao, chocolates en barra, etc.

  • > 10g Grasa Saturada / 100g productoSe excede. En referencia a productos procesados. En bollerías industriales encontramos valores alrededor de los 10-30g de grasas saturadas por cada 100g de producto; además de grasas trans (es decir transformadas en procesos de hidrogenación, tóxicas para nuestro organismo). Lo malo de los productos procesados es que vienen acompañados de grandes cantidades de azúcar y sal, por norma general. Y estos factores le atribuyen una composición nutricional no indicada para un consumo habitual. En el caso del ACEITE DE COCO, podremos comprobar que en su etiqueta nutricional indica que contiene grasa saturada > 10g / porción, pero se trata de un tipo de aceite NO PROCESADO ni sometido a HIDROGENACIÓN. Es un producto con grasa saturada de naturaleza, por composición propia del mismo. Un uso ocasional no debe ser perjudicial para nuestro sistema; además, aguanta temperaturas mucho más altas que el aceite de oliva en el momento de someterse a cocción (no se desnaturaliza con facilidad). Aún así, sigue siendo una grasa saturada, que debe consumirse con MODERACIÓN y de manera OCASIONAL.

  • Alto contenido en edulcorantes, colorantes y aditivos. En este caso, el listado de ingredientes es el que nos indica si contiene estos elementos en mayor o menor proporción. Son fáciles de detectar, ya que se encuentran en forma de “E-___” seguidos de un número. Y eso es porque para no poner el nombre completo de la sustancia que se utiliza, se codifican en forma de código numérico. Y puede que los edulcorantes también se encuentren en forma de: aspartamo, acesulfamo K, sacarina, etc). Los productos SIN AZÚCARES AÑADIDOS, contienen grandes cantidades de edulcorantes y saborizantes, con el objetivo de lograr que ese alimento tenga un sabor lo más parecido posible al original, pero sin azúcar.

Por ese motivo, hay que consumir este tipo de alimentos/productos con moderación, o durante un período de tiempo donde sea necesario, como por ejemplo, durante la realización de una dieta para perder peso.

  • > 2g sal / 100g producto ⇒ Dependiendo del alimento del que se trate, es excesivo. Encontramos cereales, galletas, bollería, platos preparados, pre cocinados, pizzas ya preparadas, etc., con valores superiores a los 2g de sal por cada 100g de producto. Si el consumo de este tipo de alimentos es habitual, haremos un exceso claro de sal en nuestro día a día, hecho que puede perjudicar el sistema a la larga (mayor riesgo de hipertensión arterial, retención de líquidos, etc).Además, solemos añadir sal a nuestras cocciones y preparaciones culinarias. Hacemos un exceso sin darnos cuenta, por eso es importante saber de la existencia de productos correctos e incorrectos nutricionalmente en el supermercado.



En conclusión, cuanto más limpia sea la lista de ingredientes de los productos que compramos y menos sustancias añadidas tenga, mejor. Si algún día nos apetece un bizcocho, unas galletas o una pizza, lo ideal es que nos lo hagamos nosotros mismos; de esta manera controlamos ingredientes y materias primas de calidad, y no añadimos sustancias conservantes ni colorantes, ni aditivos.

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